Sobre el sueño de llegar a ser un "gran académico"
Egresé de la licenciatura en filosofía con un promedio de 9.7 a costa de rezagar lecturas que, a diferencia de las encomendadas normalmente en los planes de estudio, sí eran de mi particular interés. Devoraba toda la obra primaria solicitada por los profesores, y buena parte de la secundaria, cual perfecto nerdo incapaz de rebelarse contra la imposición bibliográfica. Tachaba en vez de palomear mi lista de libros pendientes, al tiempo que perfilaba mis dotes para la especialización y la excelencia académica. Pero al presentar mi proyecto de tesis vinieron las complicaciones. Mi proyecto versaba sobre filosofía de la lógica difusa. El único catedrático capaz de dirigir mi investigación se negó a hacerlo. Él era un excelente lógico tartamudo que cierta vez me sorprendió remedándolo entre colegas en el patio de la facultad. "Traza el corazón del hombre sus caminos, pero es Yavé quien dirige sus pasos." (Proverbios 16:9)
Terminé titulándome por promedio. Y hoy, después de diez años de haberme matriculado en la licenciatura, anulo las tachaduras y continúo palomeando mi interminable lista de libros por leer, absuelto de toda endogamia curricular y ansioso por zambullirme en la diversidad cultural: aprender de y con toda clase de personas, de todas las ocupaciones posibles, de todas las aficiones, de todos los credos. Desarrollar el conocimiento por el conocimiento, sin cronogramas de lecturas, sin fechas de entrega, sin tanta burocracia.
Cito a Agmo (2017):
Parece que hace un siglo o más era del todo suficiente hacer investigación con la finalidad de aumentar nuestros conocimientos sobre el mundo que nos rodea, sin ningún otro propósito.
Por razones que ignoro, esta búsqueda del conocimiento por el conocimiento mismo parece hacerse cada vez menos común. (...) La mayoría de los científicos contemporáneos se hacen la pregunta ¿para qué sirve? La respuesta obvia es que no sirve para nada más que para permitirnos entender una curiosidad de la naturaleza.
Trágicamente, lo sublime del conocimiento mismo no es suficiente para muchos investigadores de nuestro tiempo y para ninguna de las autoridades que financian la investigación. Resulta que el pensar castrado de los burócratas y de los científicos bien disciplinados es incapaz de entender la belleza y el valor intrínseco del entendimiento mismo. Quieren arrastrar esta preciosidad en el lodo de la utilidad práctica, o peor aún denigrarla en términos de la posibilidad de futuras ganancias pecunarias. Como los científicos disciplinados y los burócratas se han apoderado de las universidades y otros centros de investigación y por supuesto, son los que reparten los apoyos financieros, han asumido un control casi absoluto de la investigación científica. En consecuencia, los pobres científicos que quieren sobrevivir son obligados a inventar utilidades prácticas o económicas de cualquier proyecto de investigación que requiere apoyo económico.» ÅGMO, A. (2017)
En efecto, en no pocas universidades pululan los académicos con pésima formación, audaces en el empleo de sutiles y diversos modos para posicionarse. Consecuentemente, abundan los alumnos laxos, continuadores, no siempre a sabiendas, de tesis ya superadas, enfoques falaces, temas insustanciales y doctrinas equívocas. Esto, no obstante, permite a los oportunistas salir a campo y encontrar más puertas abiertas que muchos estudiantes serios con formación sólida y proyectos rigurosos.
Parece que hace un siglo o más era del todo suficiente hacer investigación con la finalidad de aumentar nuestros conocimientos sobre el mundo que nos rodea, sin ningún otro propósito.
Por razones que ignoro, esta búsqueda del conocimiento por el conocimiento mismo parece hacerse cada vez menos común. (...) La mayoría de los científicos contemporáneos se hacen la pregunta ¿para qué sirve? La respuesta obvia es que no sirve para nada más que para permitirnos entender una curiosidad de la naturaleza.
Trágicamente, lo sublime del conocimiento mismo no es suficiente para muchos investigadores de nuestro tiempo y para ninguna de las autoridades que financian la investigación. Resulta que el pensar castrado de los burócratas y de los científicos bien disciplinados es incapaz de entender la belleza y el valor intrínseco del entendimiento mismo. Quieren arrastrar esta preciosidad en el lodo de la utilidad práctica, o peor aún denigrarla en términos de la posibilidad de futuras ganancias pecunarias. Como los científicos disciplinados y los burócratas se han apoderado de las universidades y otros centros de investigación y por supuesto, son los que reparten los apoyos financieros, han asumido un control casi absoluto de la investigación científica. En consecuencia, los pobres científicos que quieren sobrevivir son obligados a inventar utilidades prácticas o económicas de cualquier proyecto de investigación que requiere apoyo económico.» ÅGMO, A. (2017)
En efecto, en no pocas universidades pululan los académicos con pésima formación, audaces en el empleo de sutiles y diversos modos para posicionarse. Consecuentemente, abundan los alumnos laxos, continuadores, no siempre a sabiendas, de tesis ya superadas, enfoques falaces, temas insustanciales y doctrinas equívocas. Esto, no obstante, permite a los oportunistas salir a campo y encontrar más puertas abiertas que muchos estudiantes serios con formación sólida y proyectos rigurosos.
¡Cuántos charlatanes no han disfrutado de una beca,
de una plaza como docente o de algún otro privilegio, habiéndole apostado
a esquemas fraudulentos tipo "Aproximaciones pendejomenológicas sobre el
pensamiento de Mierdin Hediondoegger: otra impostura afín al escándalo Sokal"! Como es de esperarse, dichos
proyectos son admitidos dentro de líneas de investigación igual de insulsas,
sugeridas por el mismo cuerpo académico que impera con su cota de poder gremial
en los perfiles de ingreso a los posgrados de tantas y tantas facultades
universitarias. Apotegma formulado por Shakespeare en King
Lear: «'Tis the times' plague, when madmen lead the blind.» O véase el reciente libro Mediocracia. Cuando los mediocres toman el poder, de Alain Denault, quien constata el triunfo de lo mediocre en la época actual sin importar el ámbito del que se trate. El mediocre —apoyado en el conformismo de la multitud, su apatía y su frecuente síndrome de Procusto—, no es ni demasiado bueno ni demasiado malo, sino justo el adecuado para prosperar en su quehacer. Todo
lo cual es muy frustrante para el estudiante verdaderamente comprometido, cuyos
proyectos de investigación e intereses graves serían aceptados únicamente
dentro de alternativas universitarias inalcanzables.
Hace poco descubrí al Dr. Mario Roso de Luna, el "Mago rojo de Logrosán": licenciado en ciencias físico-químicas, licenciado y doctor en derecho, traductor de las obras de Blavatsky, descubridor de un cometa en la Constelación del Auriga, descubridor también de unas estrellas temporarias (novas), anunciador de una teoría sobre la escritura ógmica (escritura de cazoletas) y hasta inventor a sus 21 años del Kinethorizon (un instrumento de astronomía popular para observar constelaciones). El Director del Observatorio de Madrid le impidió a este admirable sujeto ser astrónomo, mientras que el Ministerio de Instrucción Pública siempre le negó dar la cátedra de Historia de las Religiones Comparadas, materia de la cual Roso de Luna era un erudito. Una verdadera víctima de la mediocracia.
Es más, ¡al diablo con los académicos! Ahí tienes a Edgardo Zúñiga (mejor conocido como Edgardo Perros), un vagabundo que salió de Bucerías, Nayarit, el 17 de julio de 2013, con la intención de viajar en bicicleta por las orillas de la República Mexicana ayudando perros callejeros, buscándoles amos adoptivos después de haberlos esterilizado, o curado en caso de haberlos recogido lastimados o enfermos. Un gran personaje llevando a cabo un plan que no necesita palabras, ni teorías, ni tematizaciones.
Entretanto, Dios me
permita aprender más y estar más cerca de talentos desperdiciados
que de patrañeros retribuidos, por más que ello me despierte por completo del
sueño, cada vez más liviano, de llegar ser un "gran académico".
Bibliografía:
-ÅGMO, A. (2017) "¿Tienen los estudios psicobiológicos, en animales no humanos, alguna relevancia para la conducta humana? El caso de la conducta sexual", en Medina, A. et al., Psicobiología conductual y cognitiva, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México.
Bibliografía:
-ÅGMO, A. (2017) "¿Tienen los estudios psicobiológicos, en animales no humanos, alguna relevancia para la conducta humana? El caso de la conducta sexual", en Medina, A. et al., Psicobiología conductual y cognitiva, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México.
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