¿Cómo evaluar a un gobierno?
¿Qué es un gobierno y cuál es su deber? Vigilar el desempeño de un gobierno parece crucial para la democracia. Pero si es difícil definir lo que el gobierno es, resulta mucho más complejo determinar un balance de su desempeño en una situación concreta.
Gobierno | |
«En el contexto del Estado moderno, Gobierno se refiere al conjunto de órganos a los que institucionalmente les está confiado el ejercicio del poder político. Al ser una parte del Estado, se diferencia de las instituciones estatales que llevan la organización política de la sociedad (régimen político), en que tiene la tarea de manifestar la orientación política del Estado, imponer reglas de conducta y tomar decisiones consensuadas gracias a que monopoliza el uso de la fuerza legítima por medio del ejército, la policía y las cárceles. Es por esta razón que el Gobierno suele coincidir, en relación con las funciones del Estado, con los órganos cúspide que operan la administración pública y que se manifiestan en el Poder Ejecutivo. En el Estado moderno se compone del Jefe del Estado (Monarca o Presidente de la República) y del Consejo de Ministros (Secretarios de Estado). En los sistemas presidenciales la figura hegemónica es el Presidente y en las parlamentarios el Primer Ministro. Desde el punto de vista sociológico, en regímenes democráticos, estos funcionarios suelen estar subordinados a los centros de poder definidos desde los partidos políticos o la coalición de partidos desde los que llegaron al poder político.» |
Cargo de elección popular | |
«Se refiere al derecho y obligación ciudadana para desempeñar un puesto en alguno de los poderes de los tres órdenes de gobierno del Estado, con derecho a retribución monetaria, siempre que se tengan las calidades que establezca la ley y no se ejerzan a la vez dos cargos federales de elección popular ni uno de la Federación y otro de una entidad federativa que sean también de elección. Los cargos en el ámbito de la administración pública en México son: regidores, síndicos y presidente municipal, gobernador o presidente de la República. En el ámbito legislativo son: diputados locales y federales, así como senadores de la República. Todo cargo de elección popular es temporal para evitar que las personas detenten indefinidamente un puesto público y para posibilitar, por otro lado, hacer posible el acceso de los ciudadanos al poder público. Asimismo, presupone que sea obtenido por mayoría de sufragios emitidos o por criterio de representación proporcional, en el caso de una parte de los diputados federales y/o locales y senadores, y siempre que se cumplan los requisitos legales para participar en elecciones generales.» |
El pendejo de Enrique Quintana dice: "Probablemente la mejor medición de desempeño de un gobierno va a ser el crecimiento y el bienestar que sea capaz de producir en la siguiente generación, es decir, la diferencia que puede haber hecho."
Suena bonito, pero nos deja igual. En tanto ciudadanos, cada quien habla de la feria según le va en ella, ciertamente, y el que le vaya bien o le vaya mal depende de factores que escapan a la numeración detallada y comparativa. El beneficio a largo plazo, asi fuere grande y duradero, no sólo podría no reflejarse en el corto plazo, sino que podría estar precedido, en el corto plazo, por malestar económico o social. El caso contrario también puede darse: un beneficio inmediato podría originar una crisis futura. Y como cereza del pastel, es innegable que hay banda con las emociones tan torcidas que puede ver un bien indiscutible como un mal para ella, sólo por el placer de llevar la contra o chingar la madre. O también podríamos contemplar el efecto Bradley en todo esto.
Por ello las encuestas no son una buena estrategia. Lo más que podría decir el pueblo es qué nivel de confianza depositan en su gobierno, independientemente de si esa confianza está fundamentada o es merecidamente atribuida. Y eso suponiendo que el pueblo conozca a sus gobernantes. Un caso peor se da cuando la confianza se reduce a la popularidad reflejada en los votos, que a su vez, ojo, ¡pueden comprarse! Definitivamente, el buen o mal ánimo de la gente no refleja necesariamente el buen o mal ejercicio de un gobierno.
Quizá podríamos establecer tres preguntas guía, aunque muy generales: ¿cómo recibe el gobierno al país, estado, etc.?, ¿cómo evoluciona en sus manos? y ¿cómo lo entrega? En este sentido no debemos dejar de lado lo multifactorial. Lo común es que todos los gobiernos tengan avances en ciertos rubros y estancamientos o retrocesos en otros. Lo malo es que si el gobierno cae bien, resaltarán sus aciertos y cubrirán sus errores, y visceversa.
¿Es que sólo los especialistas sabrán decirnos si el gobierno gobierna bien o gobierna mal?
Ya se ve que es un tema delicado. Una "crítica" que me hacen comúnmente cuando abro el pico es: «tanto rollo para que termines diciendo nada». Puede que sea así, pero más exactamente lo que hago es demostrar que nadie dice nada en realidad. La única manera en que el filósofo puede acertar es señalando el error propio o ajeno. El filósofo interpela a las dos clases de personas habidas y por haber en el mundo: los ignorantes y quienes creen no serlo. Sin embargo, creo que es posible rescatar cinco rubros muy generales con base en los cuáles evaluar a un gobierno:
1. La seguridad (de las personas, del planeta y sus ecosistemas, etc.)
2. El desarrollo económico (que incluye el combate a la corrupción)
3. La infraestructura (proyectos de ingeniería sostenible, etc.)
4. La superestructura (apoyo a la ciencia, fomento a la educación y al pensamiento crítico, transparencia, libertad de expresión y culto, etc.)
5. La salud (optimización de los servicios de seguridad social y centros de salud, actualización de personal, higiene, control natal, estabilidad mental y emocional, cuidado de la alimentación, fomento al ejercicio físico, etc.)
Fuente recomendada:
http://sil.gobernacion.gob.mx/portal/Diccionario/verDiccionario
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