Ella
Ella es sincera y se conoce como pocas. Devota de Lilith, amazona incansable, decidida a ungir mi rostro o mi verga con un salivazo por cada bofetada que yo le acomodo. Admite que lo suyo no son los príncipes azules, que jamás lo han sido para ninguna. Por eso me prende, porque no se anda con hipocresías, salvo a la hora de fingir un orgasmo a petición mía: ¡es que además gime delicioso la cabrona!
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